Hace dos años y a raíz de una denuncia capciosa, comienza la travesía administrativa y judicial que casi le cuesta la expulsión de España.
Nuestro representado y su familia, residentes desde el año 2019, salieron de su país para procurar las necesidades mínimas dada la irremediable penuria a la que estaban sometidos. Una vez aquí, lograron una absoluta integración y arraigo social y familiar.
Ahora, por fin, el alto tribunal gallego acoge nuestra argumentación de forma decidida, rigurosa y contundente. Duro camino de dos años, sobre todo para nuestro patrocinado, al que ahora, logramos poner punto y final. Se queda en España.
Compartimos publicación de La Voz de Galicia del pasado 2 de junio de 2.021: La justicia anula la orden de expulsión de un brasileño por su «arraigo»